Hablamos con el único órgano humano dedicado única y exclusivamente a dar placer, y que es exclusivo del género femenino.
A pesar de tener un nombre universal, igual para casi todas las lenguas, esta parte de la anatomía femenina ha sido la gran desconocida y hasta perseguida culturalmente. Al estar parcialmente escondido, su protagonismo ha sido menor que el de su homólogo masculino, el pene. Pero el clítoris parece dispuesto a hacerse oír y conquistar su trono. La industria del juguete erótico empieza a tenerlo en cuenta y, recientemente, la ciencia nos ha permitido visualizarlo en toda su extensión y en 3D. Ahora que el universo catódico nos ha dado una lección de historia sobre la importancia del orgasmo clitoriano (gracias a Virginia Johnson y Bill Masters en Masters of Sex), charlamos con el clítoris para averiguar un poco más sobre este gran desconocido.
Es el único órgano humano encargado única y exclusivamente de dar placer y, sin embargo, no se le ha reconocido como se merece. ¿Es eso una prueba más de la tendencia masoquista del ser humano?
El pene tiene muchos monumentos, una corriente artística, casi un género –el fálico–. A mí me han hecho pocas estatuas y debería ser todo lo contrario. Mi labor es totalmente altruista y desinteresada. Y, sin embargo, soy también el único órgano que debe pedir derecho de asilo. En algunos países nos cortan la cabeza y lo hacen las propias madres a sus hijas. ¿Imagínese un lugar donde se le cercenaran las orejas a los niños al llegar a la pubertad? Sería de locos, pero a nosotros nos sigue ocurriendo.
Lo imagino resentido con la vagina, a lo largo de la historia le ha quitado todo el protagonismo…
¡Qué se puede esperar de una sociedad tradicionalmente machista y puritana! La penetración vaginal tiene una función reproductora y la consigna durante siglos ha sido “creced y multiplicaos”. Sin embargo, yo no traigo hijos al mundo. Todavía mucha gente identifica el órgano sexual masculino con el pene y el femenino con la vagina. Pues no señor, soy yo. La vagina es mucho menos sensible. Cuando oigo todavía la diferencia entre orgasmo vaginal y clitoriano me echo a reír. Todos los orgasmos pasan por mí. Los de la vagina no son sino una estimulación indirecta de mi persona. Se podría decir que soy como un iceberg, solo muestro una parte muy pequeña de mí, la otra se ramifica por toda la pelvis.
¿Y qué me dice del famoso punto G?
Sí, vaya marketing se ha montado, con ese halo de misterio que lo rodea y que fluctúa entre la realidad y la leyenda. Pero cada día nacen más puntos el A, el U. Todo un alfabeto. Yo el punto G lo veo como un plan B. No es sino una estimulación indirecta de mí. La ciencia todavía tiene mucho que descubrir al respecto. Últimamente se empieza a hablar del complejo uretra-clítoris-vagina, una zona de estimulación erótica y sensorial muy potente que todavía está por descubrir.
Los orgasmos que pueden experimentar algunas mujeres manipulando sus pechos, ¿también pasan por usted?
Siempre se ha hablado de una ligazón entre el pezón y el clítoris, un cablecito que une estos dos puntos y que algunas mujeres conocen muy bien. Expertos de la Universidad de Rutgers, en EE UU, crearon en 2011 un mapa cerebral del placer sexual femenino. A través de escáneres, los investigadores pudieron identificar las áreas del cerebro implicadas en la excitación de los genitales femeninos. Los resultados, publicados en el Journal of Sexual Medicine, revelaron que la estimulación del clítoris no es la única que activa la corteza sensorial, como se pensaba, sino que estimular la vagina, el cuello del útero e incluso los pezones, también desencadena respuestas cerebrales. El biólogo Barry Komisaruk, autor principal del estudio, explicaba al diario argentino Perfil: “Lo inesperado fue, además, que la autoestimulación del pezón activa las mismas áreas cerebrales que la región genital”. Lo que explica que algunas mujeres puedan llegar al orgasmo con la sola masturbación de sus pechos.
La ciencia no ha estado muy interesada en usted a lo largo de la historia, de hecho se ha visto su anatomía completa por primera vez en 1998, gracias a los estudios de imagen por resonancia magnética que realizó la uróloga australiana Helen O’Connell.
Y hace tan solo cuatro años que los investigadores franceses Dr. Odile Buisson y Dr. Pierre Foldès crearon el primer sonograma completo en 3D del clítoris estimulado. Ya le digo que nunca ha habido demasiado interés en mí. Freud dijo que yo era un pene inacabado y que la mujer que solo experimentaba placer conmigo es que no había madurado demasiado. Solo en mi parte externa poseo unas 8.000 terminaciones nerviosas, el doble que las del pene, y estas se comunican con otras 15.000 más en la región pélvica.
Sin embargo, los estudios de Masters y Johnson lo dieron a conocer al gran público, incluso contribuyeron a desarrollar un nuevo tipo de feminismo.
Sí, ellos descubrieron una sexualidad femenina independiente del coito con los hombres. Los hallazgos científicos sobre mí, demostraban que se podía prescindir del hombre. “La mujer a menudo no queda satisfecha con una única experiencia orgásmica” dijeron Master y Johnson en su libro La respuesta sexual humana. Las feministas más radicales estaban muy contentas con estos descubrimientos porque demostraban la superioridad sexual de la mujer, ya que además era multiorgásmica. Mientras, los conservadores veían al orgasmo clitoideo como una amenaza para la heterosexualidad. Sin ir tan lejos, ni ser tan apocalíptico, la verdad es que, gracias a estos descubrimientos, muchas mujeres se replantearon sus relaciones sexuales y empezaron a tomar las riendas de su vida erótica. Puedo presumir de mi contribución al feminismo.
¿Se dice que aguanta mejor el paso del tiempo que el pene?
Muchas mujeres experimentan su plenitud sexual en la madurez, a los 40 y tantos, pero no es del todo cierto que aguante el tiempo muy bien. Mi mecanismo es muy similar al del órgano masculino. Tengo erecciones y eyaculo –a veces a la manera masculina– y, como el pene, soy un cuerpo cavernoso y me afectan la hipertensión y la diabetes. Los años no me favorecen, lo que ocurre es que muchas mujeres me descubren tarde, y es entonces cuando me empiezan a disfrutar, a hacerse adictas al sexo y a tratar de recuperar el tiempo perdido.
¿Y qué me dice de su fama de lento, de necesitar más tiempo y que se le dore más la píldora para empezar a ponerse a trabajar?
¿En qué se tarda más: en hacer una pechuga a la villaroy o en meter una pizza precocinada al horno? Las cosas buenas se hacen esperar y lo que llega rápido se va aún más deprisa. De todas formas eso es también un mito. Un estudio realizado por la Universidad McGill, de Quebec, Canadá, dirigido por el Dr. Irv Binik, demostró que no existe diferencia en la cantidad de tiempo que ambos sexos requieren para alcanzar su máximo nivel de excitación. Binik y su equipo se sirvieron de la termografía, midiendo la radiación, en términos de temperatura, que emitían los genitales de los sujetos del estudio mientras contemplaban diferentes imágenes, pornográficas o no. Tanto los hombres como las mujeres comenzaban a sentir excitación en los primeros 30 segundos. Esto demuestra que si a la mujer se la estimula adecuadamente, ésta puede llegar al orgasmo tan rápido como el hombre, pero ¿realmente interesa correr tanto?
El problema parece ser que usted es bastante rarito y dar con lo que le gusta no es tan fácil.
Lo que ha habido es mucha incultura y desconocimiento. Si incluso muchas mujeres no están demasiado familiarizadas conmigo, ¿qué le vamos a pedir a los hombres? Los hay que me ignoran totalmente y se dedican a hacer espeleología vaginal. Los hay que nada más verme arremeten contra mí sin piedad y a lo bruto, esto me asusta y me retraigo, pues soy bastante tímido. Abundan los que se creen expertos con la boca y, en vez de lamerme con cuidado, parece que me estuvieran haciendo una ablación. Y luego están los que saben satisfacerme, aunque no se puede decir que sean legión. Solo pido algo de tacto y delicadeza, pero de nuevo me han creado una fama que no me merezco, la de tiquismiquis. Como si el pene no tuviera también sus prontos y sus gatillazos.
¿Cómo hay que tratarlo entonces para que se sienta a gusto?
Como se merece una parte de la anatomía tan delicada y sensible. Para estimular a la mujer hay que empezar por tratar las zonas erógenas secundarias para luego ir a las primarias. Una vez en la zona genital, yo debo ser el último en tocar. Hay que empezar por el monte púbico, labios mayores, menores, espacio entre éstos, para luego comenzar a tocarme, primero indirectamente y luego ya más directo. A veces hay que retirar un poco el capuchón que me cubre. Me gustan los lametones y las succiones, más lentos o rápidos, e intercalando el ritmo. Cada mujer tiene sus preferencias. Algunas veces abordarme por la retaguardia es más placentero que de frente. Y la ducha, bien dirigida puede ser muy estimulante.
Tengo entendido que le gustan mucho los juguetes y que las vibraciones lo estimulan.
Sí son como burbujas de champán y hay que decir que últimamente quien más caso me ha hecho ha sido la industria de la juguetería erótica. Casi todos los vibradores tienen ahora sus estimuladores del clítoris, cada vez más anatómicos y sofisticados. Por no hablar de los diseñados especialmente para nosotros. Mi mánager me está buscando un esponsor y todavía no me está permitido hacer publicidad, pero hay verdaderas maravillas en el mercado. Toda mujer debería tener un pequeño kit de supervivencia para las épocas de vacas flacas y descubrir que, cuando la cosecha ha sido mala, también se puede ser autosuficiente.
¿En su caso el tamaño también importa?
No para mi perfecto funcionamiento. Es más, si soy muy grande, acomplejo a mi dueña, que ve la cosa poco estética. Sin embargo, el hombre que tienen un pene grande está muy orgulloso de él. Existe todavía este doble rasero.
¿Qué me dice de los pubis depilados, está a favor o en contra?
Entre nosotros mismos hay diversos sectores. Algunos prefieren no estar rodeados de pelo, porque argumentan que así se les localiza mejor y que tienen mayor sensibilidad; pero también está la línea pro Mato Grosso, que esgrimen la naturalidad y el papel protector del vello de los genitales, que actúa como barrera para evitar la entrada de virus e infecciones. Tener el pubis como una actriz porno exige la eliminación constante del pelo, causando la inflamación de los folículos pilosos y dejando heridas abiertas microscópicas. Si esto se combina con el calor y el ambiente húmedo de los genitales, se ha creado un caldo de cultivo para los patógenos bacteriales. Es cuestión de modas y, según he leído recientemente, ya hay algunas abanderadas del felpudo. No me extrañaría nada que vuelva la tendencia de los genitales peludos. Muchas que se han hecho la depilación láser deberán recurrir entonces a los postizos.
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